Buenas noches viajero del tiempo

Buenas noches viajero del tiempo.
Bienvenido a mi mundo, es oscuro, pero se está bien...


jueves, 31 de agosto de 2017

Hoy tengo razones para escribir

Ayer estuve triste. Pero sin dramas, ¿eh? Que ya vamos teniendo una edad... Ya no lloro por estas cosas, ya no ocupan el 100% de mi cabeza ni a todas horas. Mis textos siempre parecen rayadas mentales o historias sin coherencia. Pero no estoy tan mal y todo tiene siempre su significado. Me gusta el valor poético del sentimiento. Expresarlo con palabras, exprimirlo, sacar lo peor de cada cosa... Parece que así consigo vaciarme el corazón. No pretendo mentir. En mi día a día, todo no es tan horrible como lo pinto aquí. Hay días malos, sí. Como ayer, en cierto modo. Pero no es algo de lo que tenga que preocuparme. Pensándolo de forma congruente y racional, no es algo esencial y mucho menos importante. Curiosa fue mi reacción de ayer y vagos son los pensamientos de hoy. Mi expresión: impasible. Parece como si no hubiera pasado nada...
Aún así, aunque lo piense fríamente, tengo razones para escribir. Tengo motivos para desocupar ideas delirantes del corazón. Tal vez exagere, como otras veces he hecho. Eso en realidad es lo que me gusta de escribir, que podemos colorear y adornar los sentimientos a nuestro antojo. Por tanto, por lo que ocurrió ayer, y por todo lo mencionado anteriormente... ahí va la entrada del blog de hoy:

Inexplicable pero cierto; nunca antes había tenido esa sensación de inferioridad tan notable. Seguramente era porque me importaba lo suficiente como para que doliese más fuerte que otras veces. Su forma de mirar y su expresión no era del todo certera en el contexto de la situación. Las cosas que se dicen ebrio, se piensan estando sobrio, o eso dicen. Quizás no siempre sea así. No sé distinguir una mirada sincera de unos ojos que mienten, nunca se me ha dado bien. Soy una buena mentirosa, supongo que por eso me cuesta confiar. Lo que tengo claro es que nunca sabré la verdad, nunca sabré lo que realmente piensa. Anoche me creaba ansiedad no saberlo jamás, ahora siento que me da igual. La cuestión es que el tema de sentimientos es difícil de comprender y, a veces, es mejor no intentar comprenderlo.


miércoles, 30 de agosto de 2017

Ondas

Eres como un sueño. Sólo te veo al dormir. Cuando despierto ya no estás. Me vuelvo a quedar sola en la habitación. Te busco en la realidad, pero no te encuentro. A veces, dejo de buscarte. Otras, creo oír tu respiración o incluso, ver tus ojos entre la gente. Pero no estás allí de verdad. Sólo apareces en los sueños y te vas en la realidad. ¿Qué has hecho en mí? Que me has convencido, que me llevas a otro mundo diferente cada vez que nuestras miradas se cruzan. ¿Qué has hecho en mí? Que ahora solo cuento las horas que quedan para irme a dormir.

martes, 29 de agosto de 2017

En el manto de estrellas

Me da por pensar cuando aún no ha amanecido. Intento explicarme por qué es así. Tenemos problemas al entendernos, a veces parece que hablamos idiomas diferentes. Llevo bien esta mala comunicación, pero a veces es inevitable ponerse triste.
Cuando quiero mirar al cielo me pone una sombrilla. Cuando quiero mirar abajo me abrocha las zapatillas. Pero no entiende que me gusta que el sol se pose sobre mi piel y que la arena me cubra los pies.
Cuando me da los buenos días, aquí son las 11 de la noche. Cuando le doy las buenas noches, allí es por la mañana. Nuestro horario es distinto.
Cuando le digo claro, él prefiere oscuro. No nos ponemos de acuerdo.
Intento medir el ritmo de sus palabras. Siempre estoy disponible para sus locuras. Niega, asiente. Yo ya no sé qué pensar. ¿Será que está tan confundido como yo? Pero él y yo sabemos que no lo vamos a intentar.
Me hace cosas que luego pide. Le sobran cosas que luego hace. ¿Cuándo sé que debo hablar? ¿Cuándo sé qué debo hacer? Si doy el primer paso corro el riesgo de caerme. Pero si lo da él, luego me da la mano.

Tenemos diferentes maneras de querernos.

jueves, 24 de agosto de 2017

Última oportunidad

¿Será la definitiva? Tengo que decidir. Se me echa el tiempo encima pero parece que nada va conmigo. Vidas resueltas a mi alrededor. Amigos, compañeros. Yo ya no sé cómo afrontar la vida. El tiempo pasa rápido, el futuro es incierto y yo solo quiero saber respuestas. Mi amigo, el de las montañas, sonríe al verme tan preocupada por el destino. Yo, con cierto rencor, le echo una mirada furtiva y él, sin inmutarse, se pierde entre la niebla del bosque. Estoy convencida de que dentro de poco, estaré tan confusa que se verá obligado a decirme algo. Pero, por el momento, las cosas siguen igual.

jueves, 17 de agosto de 2017

Imágenes

Una de las últimas lecciones de vida que aprendí me dejó impasible. No sabía si sonreír o dejar que las lágrimas cayeran por mis mejillas. Pero nada ocurrió. Me repetí por enésima vez que debía hacerlo el resto de mi vida e intentar convencerme a mí misma de este propósito.

Cada vez que lo recuerdo, intento mirar a la gente a los ojos. Y si, por algún casual, les estrecho la mano, no olvido hacerlo con determinación.
Suelo cantar en la ducha, los días que no lo hago parece haber sido un día perdido. Silbo mientras camino por mi casa, hablo sola, tarareo canciones.
Tal vez, dentro de unos años, consiga ser una buena encantadora de serpientes. De momento solo tengo un parlante suficiente para desenvolverme en cualquier situación.
Guardo secretos. Muchos míos. Y otros de tantos. Debería pensar 20 veces antes de traicionar a un amigo con uno.
Hasta ahora, nunca me he rendido con nadie. Quizás alguna vez he querido tirar la toalla y he utilizado la típica expresión de: "la gente no cambia". No es cierto, y ahora lo sé. Los milagros ocurren todos los días, la gente cambia.
Siempre he aceptado una mano extendida, me es difícil decir que no.
Intento ser valiente. En realidad, no lo soy, pero finjo serlo porque nadie se da cuenta.
Aún no he elegido compañero en este viaje. Pero dicen que esta decisión marcará mi vida notablemente.
Cada vez más, tengo el hábito de hacer cosas buenas por otras personas, aunque éstas no se enteren. Y es una rutina que me gusta.
Lo tengo decidido: sólo voy a prestar los libros que no me importan. Porque nunca los devuelven.
En mi profesión no debo privar a nadie de tener esperanza, pues puede ser que sea lo único que tienen.
Siempre que juego con niños, les dejo ganar, es algo que les encanta y yo por dentro me siento triunfante por verles tan felices.
Doy segundas e incluso terceras oportunidades a la gente, sobre todo a la que me importa de verdad... ¿debería o no?
Soy romántica. A veces no lo demuestro pero lo llevo por dentro escondido.
Me estoy convirtiendo poco a poco en la persona más positiva y entusiasta que conozco. Y quiero que siga siendo así.
Tengo que intentar pensar más en que nada es tan importante como se ve en un principio.
El móvil no puede interrumpir momentos importantes.
Creo que soy buena perdedora, pero también buena ganadora.
Evito a las personas que no tienen nada qué perder.
Cuando alguien me abraza, dejo que esa persona sea quien suelta primero.
Nunca voy a quemar un camino... ¿sabéis la cantidad de veces que tendréis que cruzar el mismo? Os sorprenderíais.
Al final, sé que me arrepentiré más de lo que no hice que de lo que hice. Por eso hay que ser audaz y no echarse atrás.
Habrá cosas que no podré hacer sola en la vida. A veces no está mal pedir ayuda, debo recordar a aquellos que me han ayudado...
Por supuesto, me haré responsable de mis acciones.
Empezaré cada día con un poco de mi música favorita. Eso me anima más de lo que creo.
El próximo San Valentín, tengo claro que mandaré muchas tarjetas bonitas y las firmaré: "alguien que cree que eres increíble".
Tendré a mano en mi mesilla de noche una libreta para apuntar cosas. Las ideas increíbles surgen a las 3 a.m. Es preferible anotarlas, sino luego se olvidan.
Hace poco aprendí a mostrar respeto por quienes trabajan duro día a día para mantener a su familia. Incluso aunque su manera de hacerlo sea la más rara de todas.
Me gustaría convertirme en la heroína de alguien.
¿Me casaré sólo por amor? Ni idea, sólo sé que me enamoraré mil veces y mil veces de forma diferente.
Tengo que tener presente que el 90% del éxito en el trabajo se basa en mi habilidad para relacionarme con otras personas.

Pero, lo más importante: no espero que la vida sea justa. Porque no lo es.