Buenas noches viajero del tiempo

Buenas noches viajero del tiempo.
Bienvenido a mi mundo, es oscuro, pero se está bien...


jueves, 17 de agosto de 2017

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Una de las últimas lecciones de vida que aprendí me dejó impasible. No sabía si sonreír o dejar que las lágrimas cayeran por mis mejillas. Pero nada ocurrió. Me repetí por enésima vez que debía hacerlo el resto de mi vida e intentar convencerme a mí misma de este propósito.

Cada vez que lo recuerdo, intento mirar a la gente a los ojos. Y si, por algún casual, les estrecho la mano, no olvido hacerlo con determinación.
Suelo cantar en la ducha, los días que no lo hago parece haber sido un día perdido. Silbo mientras camino por mi casa, hablo sola, tarareo canciones.
Tal vez, dentro de unos años, consiga ser una buena encantadora de serpientes. De momento solo tengo un parlante suficiente para desenvolverme en cualquier situación.
Guardo secretos. Muchos míos. Y otros de tantos. Debería pensar 20 veces antes de traicionar a un amigo con uno.
Hasta ahora, nunca me he rendido con nadie. Quizás alguna vez he querido tirar la toalla y he utilizado la típica expresión de: "la gente no cambia". No es cierto, y ahora lo sé. Los milagros ocurren todos los días, la gente cambia.
Siempre he aceptado una mano extendida, me es difícil decir que no.
Intento ser valiente. En realidad, no lo soy, pero finjo serlo porque nadie se da cuenta.
Aún no he elegido compañero en este viaje. Pero dicen que esta decisión marcará mi vida notablemente.
Cada vez más, tengo el hábito de hacer cosas buenas por otras personas, aunque éstas no se enteren. Y es una rutina que me gusta.
Lo tengo decidido: sólo voy a prestar los libros que no me importan. Porque nunca los devuelven.
En mi profesión no debo privar a nadie de tener esperanza, pues puede ser que sea lo único que tienen.
Siempre que juego con niños, les dejo ganar, es algo que les encanta y yo por dentro me siento triunfante por verles tan felices.
Doy segundas e incluso terceras oportunidades a la gente, sobre todo a la que me importa de verdad... ¿debería o no?
Soy romántica. A veces no lo demuestro pero lo llevo por dentro escondido.
Me estoy convirtiendo poco a poco en la persona más positiva y entusiasta que conozco. Y quiero que siga siendo así.
Tengo que intentar pensar más en que nada es tan importante como se ve en un principio.
El móvil no puede interrumpir momentos importantes.
Creo que soy buena perdedora, pero también buena ganadora.
Evito a las personas que no tienen nada qué perder.
Cuando alguien me abraza, dejo que esa persona sea quien suelta primero.
Nunca voy a quemar un camino... ¿sabéis la cantidad de veces que tendréis que cruzar el mismo? Os sorprenderíais.
Al final, sé que me arrepentiré más de lo que no hice que de lo que hice. Por eso hay que ser audaz y no echarse atrás.
Habrá cosas que no podré hacer sola en la vida. A veces no está mal pedir ayuda, debo recordar a aquellos que me han ayudado...
Por supuesto, me haré responsable de mis acciones.
Empezaré cada día con un poco de mi música favorita. Eso me anima más de lo que creo.
El próximo San Valentín, tengo claro que mandaré muchas tarjetas bonitas y las firmaré: "alguien que cree que eres increíble".
Tendré a mano en mi mesilla de noche una libreta para apuntar cosas. Las ideas increíbles surgen a las 3 a.m. Es preferible anotarlas, sino luego se olvidan.
Hace poco aprendí a mostrar respeto por quienes trabajan duro día a día para mantener a su familia. Incluso aunque su manera de hacerlo sea la más rara de todas.
Me gustaría convertirme en la heroína de alguien.
¿Me casaré sólo por amor? Ni idea, sólo sé que me enamoraré mil veces y mil veces de forma diferente.
Tengo que tener presente que el 90% del éxito en el trabajo se basa en mi habilidad para relacionarme con otras personas.

Pero, lo más importante: no espero que la vida sea justa. Porque no lo es.


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