No he escrito nada porque marzo no se lo merecía. Ahora empieza abril y estoy confundida. Mañana es mi cumpleaños y mientras me duchaba, paradójicamente, empecé a pensar en la muerte.
¿Por qué celebramos los cumpleaños? Un año más. ¿Un año más de qué? Tiene sentido pensar que has sobrevivido otro año más. Celebrar que estás vivo. Pero, por otro lado, es un recordatorio de que se aproxima tu muerte. Un año menos en tu esperanza de vida. Un año más en tu cuerpo y en cada una de tus células. Un año más que te vas desgastando. Y todo pasa tan deprisa que parece que nunca se detiene.
Pensé en la oscuridad. En lo que ocurre cuando ya no estás, cuando desapareces. Sentí una punzada en el estómago. Una mezcla de paz y ansiedad muy extraña que se iba apoderando de mi mente. Cuando mueres no hay nada, no sientes nada, no existes. Intentaba meterme ese pensamiento en el corazón y dolía un poco. Me asusté. Me asusté de la muerte por primera vez en mucho tiempo. Y sonreí pensando que, bueno, es normal en el ser humano temerla. Sobre todo cuando empiezas a ser más consciente de ti mismo. Cómo echo de menos esa época en la que nada importaba y todo era especial, en dónde ibas descubriendo cosas cada día y todo era diferente.
Ahora me preocupa la muerte y no me puedo alegrar del día de mi cumpleaños...
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