No podía creerlo. Estaba todo bien. Recorrí despacio mi alma buscando algún rastro de huracanes o truenos y no pude encontrar nada. Me vi por fin con tus ojos, y estaba preciosa. Cómo desearía ver las cosas así siempre...
No puse esfuerzo alguno en ninguna actividad en particular. Sólo contemplaba con ojos curiosos el humo saliendo de mi desayuno y después, levanté la mirada en busca de la luz tibia de la mañana entrando por la ventana de la cocina. Y ahí estaba, parecía que se había parado el tiempo. Ni una chispa de aire, mi cuerpo tampoco sentía ni frío ni calor. Sólo sonaba una apagada melodía de fondo, a lo lejos. En esos momentos me siento muy poderosa. Soy capaz de parar el tiempo. Me encanta parar el tiempo.
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