Buenas noches viajero del tiempo

Buenas noches viajero del tiempo.
Bienvenido a mi mundo, es oscuro, pero se está bien...


domingo, 23 de octubre de 2016

Aquí y ahora

No quiero seguir así.

miércoles, 19 de octubre de 2016

La lazarilla de Azira

Todas mis fortunas y adversidades, son tan precisas, pero nunca oídas ni vistas. Me gustaría contárselo a Usted, porque no quiero que esto quede en la sepultura del olvido, y que se haga algo al respecto, sin prejuicio y pudiendo sacar de esta historia algún fruto, pues, como decía Plinio: “no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena”. Pues sepa Usted que mi nombre es Tabisha. Nací en una pequeña ciudad más o menos céntrica llamada Vardak, en Afganistán, un país sin salida al mar ubicado en el corazón de Asia. Mi madre, Sharah murió cuando me dio a luz, mis abuelos la llamaron así porque ese nombre significa “pura”, “feliz” simplemente como era ella y, mi padre se llama Yanis, que significa “valiente”, “descubridor”. Era comerciante y ganaba mucho dinero pero era el hombre más bondadoso del mundo. Me enseñó cosas increíbles, como leer, escribir, construir inventos o arreglar cosas. Me mostró ante mis ojos el mundo que esperaba descubrir algún día. Me demostró lo importante que era la palabra, la responsabilidad y la solidaridad, aunque, en aquel oscuro tiempo donde la guerra reinaba sobre toda Afganistán, era difícil comprender todas y cada una de sus palabras tranquilizadoras y soñolientas que susurraba, llenas de esperanzas, o historias imposibles, que se colaban en mi cabeza tan rápido como la caída de los misiles sobre las casas de Vardak. Aún recuerdo aquella amarga mañana nublada. El sol se escondía en alguna parte del cielo y éste era como una gigantesca masa de color gris pálido. Abrí la ventana, una ráfaga de aire caliente me secó los ojos e hizo ondear mi largo cabello negro. Temblando, bajé corriendo las escaleras y las piernas me fallaron al ver a mi padre escondiendo, bajo una vieja tabla del suelo de madera: libros, entre ellos el Corán, alguna joya, algo de dinero, una de las pocas latas de comida que quedaban, otros objetos de valor y entre lágrimas susurraba una oración del Corán, que yo ya bien conocía y, mientras, colocaba su alianza en un cordón negro, hizo un nudo y se lo guardó en el bolsillo del pantalón. Rápidamente al verme a mí, se apresuró a abrazarme, no hubo tiempo de palabras, yo ya sabía lo que tenía que hacer. Subí a zancadas a mi habitación, cogí una pequeña mochila marrón y fui metiendo solamente lo necesario y lo imprescindible, recordando las enseñanzas de mi padre: “algunas cosas que aprecias has de dejarlas atrás, pero luego volverán a ti”.

Fue el menos esperado

Resultó ser el menos esperado quien mató a Nola. Tengo que pensar una buena trama y unos personajes.

lunes, 17 de octubre de 2016

No brillaba como antes

He hecho una trampa para mosquitos casera a la 1 de la mañana. Me duele la tripa. Aún no me he lavado los dientes. Acabo de escuchar atentamente por si el mosquito está revoloteando por mi habitación. Gracias a eso me he dado cuenta de que está lloviendo afuera. Me gustaría abrir las ventanas y oler la lluvia. Poder respirar aire fresco. Aquí huele a cerrado porque no salgo de mi cama. Quiero ver llover. La película que he visto ha estado bien. No voy a poder dormir hasta bien entrada la madrugada. Aún no sé quién diablos mató a Nola Kellergan.

viernes, 14 de octubre de 2016

Camino peligroso


No es tan fácil escribir como yo pensaba.

lunes, 10 de octubre de 2016

Perdiendo


El tiempo ha pasado para mí. Todo se ha vuelto distante y no sé qué pensar. Es muy duro. Perdida en el mundo, entre la confusión. Necesito irme por un tiempo. La vida es un sinsentido, no hay ningún motivo ni ninguna razón para sonreír. Por eso me despido. Y lo siento, pero este es mi destino. Nada importa. Nadie quiere que me quede. Lo siento, pero he esperado demasiado tiempo. Aquí está mi despedida y nadie llorará por mí. No merezco ninguna lágrima. Han sido años de depresión, intentando tratar un desorden alimenticio que controla mi juventud. No sirve para nada, ¿por qué debería seguir? No necesito otro año más.

"Confía en mí. Estaré en los días nublados. No te fallaré. Seguiré a tu lado. Conmigo hallarás la verdad, que dentro tuya está. Confía en mí. Y en la oscuridad, tomarás mi mano. Nada te atará, volarás. Ya no te escapes más. Aún hay mucho más. No me sueltes. Confía en mí. Junto a ti estaré en los días nublados..."

Cállate maldita voz... pero quédate.

Cada 18 minutos alguien se suicida. Cada 43 segundos, alguien intenta hacerlo.

sábado, 8 de octubre de 2016

viernes, 7 de octubre de 2016

No hay palabras que inventar


Aquí hay una foto nuestra. Dime que piensas solamente en mí. Es casi un desafío, hay demasiado ruido. Pero al menos intentémoslo.
No hay palabras que inventar. Yo lo veo en tu mirar. Deja el corazón hablar. Puedo oír lo que tu alma escribe.
Yo quiero abrazarte al sol, solos al amanecer. No preciso de tu voz. Puedo oír lo que tu alma escribe.
"¿Qué tal?", conectamos sin corriente, solo lápiz y papel. Tú alcanzas mi ventana y dejas en mi almohada un beso de despedida, intenta estar en el presente y del mañana olvídate.
No hay imagen que exprese lo que leen tus ojos descubriéndome. Es mágico.

jueves, 6 de octubre de 2016

No estoy llorando



Me siento utilizada pero sigo echándote de menos. Y no puedo ver el final de esto. Sólo quiero besarte y sentir tu beso en mis labios. Ya ha pasado todo este tiempo pero todavía parece que no puedo saber el por qué.
Me duele cada vez que te veo. Porque me doy cuenta de lo mucho que te necesito.
Te odio. Te quiero. Odio quererte. No quiero, pero no puedo conseguir que me importe nadie más que tú.
Te echo de menos cuando no puedo dormir, o justo después del café, o cuando no puedo comer. Te echo de menos en el asiento delantero del coche. Aún está tu ropa en mi habitación, de esas noches que no recordamos. ¿Me echas de menos como yo te echo de menos?
Estoy jodida y demasiado enganchada a ti. Incluso los amigos también te pueden romper el corazón... Siempre estoy cansada, pero nunca de ti.
Pero es que, te doy un abrazo, y no te gusta esa tontería. Te miro, y ni te inmutas. Te escribo un texto y luego no te preocupa nada. Tengo estos sentimientos y no te importa una mierda. Te hablo de amor pero odias toda esa gilipollez. No das nada por mí.
Vale, lo mantendré escondido. De todas formas, ni tus amigos ni los míos saben que estoy enamorada de ti. Y si me quisieras, a estas alturas ya me lo habrías dicho en serio. ¿Alguna vez te has preguntado lo que podríamos haber sido?
He colocado una cinta de precaución alrededor de mi corazón. Porque dijiste que no lo harías y joder, lo hiciste. Me mentiste. Ahora intenta arreglarlo...
El alcohol y mis sentimientos están jodidamente mezclados. Siempre echando de menos a los que menos se debería echar de menos. A veces hay que romper y quemar algunos puentes, sólo para crear una cierta distancia.
Sé que puedo controlar mis sentimientos y que debería dejar de recordar el pasado. Pero desde pequeña aprendí que es bueno tener sentimientos, aunque creas que no. Cuando el amor y la confianza se han perdido, aparece la soledad y la tristeza. Y eso me ayuda a escribir, me inspira el alma... Así que, en el fondo, agradezco que la gente me haga mal.
Por eso, cada noche solitaria mis dedos componen canciones, mi voz, melodías, mis manos escriben textos sin sentido, mis pinceles se llenan de pintura y crean historias sin esperanza ni anhelo.
Aún así, esto me está matando lentamente...

Te quiero y te odio.

martes, 4 de octubre de 2016

El día que volé sobre el océano



Si me quedo mirando esta foto más de 4 minutos, puedo recordar todo como si fuera ayer. Y ya han pasado unos cuantos años...
Estábamos burlando a las olas. Acompañando al viento. Olía a sal y a libertad. Me gustaba esa sensación. Estaba a tan solo unos metros del agua. Ellos estaban un poco mas arriba en un globo de helio. Yo disfrutaba de mi valentía y del riesgo que corría, pero estaba más segura de mí misma que nunca. No importaba que me cayera de la tabla voladora, el mar amortiguaría mi caída. Y mis amigos estaban allí, todos, para ayudarme. Recuerdo que no podía dejar de mirar al horizonte, desafiante. Queriendo llegar a un destino incierto y desconocido. A algún final increíble, vencer al infinito. Oía sus gritos y carcajadas encima de mi cabeza. Eso me daba más fuerza para continuar haciendo piruetas encima de la inmensidad del océano sin ningún miedo. A veces, me acercaba a tocar el agua con los dedos, poniéndome de cuclillas en la tabla y manteniendo el equilibrio todo lo que podía. Era precioso. Era un momento perfecto que no quería que desapareciera nunca. La tabla chocó contra una ola, me desestabilicé y estuve a punto de caer. Subí un poco más y me puse a salvo de la marea. Era divertido. Lo intenté otra vez. Esta vez aún más confiada. Baje lo suficiente para que el agua tocara la parte de atrás de la tabla, noté como la fuerza de rozamiento disminuía bruscamente mi velocidad, pero yo era imparable. Fui dejando una estela de espuma, una serpiente blanca que me seguía y que poco a poco se desvanecía entre el azul marino. Las gotas de agua salada me salpicaban y la piel se me erizaba del frío y de la emoción. Hice unos cuantos giros y eché la vista atrás para contemplar mi obra. Pensé que ellos verían lo bonito que quedó desde arriba. Sonreí y me volví a elevar hacia el cielo. La vida no podía ser más perfecta en aquel momento.

lunes, 3 de octubre de 2016

Más cerca


"Estaba bien antes de conocerte. O antes de saber que me gustabas. Bebí demasiado y eso fue un problema. Pero estuvo bien.
Sé que te rompe el corazón que me mude a otra ciudad. Pero ya han pasado 4 años de eso y no te he vuelto a llamar. Ahora estás increíblemente guapa sentada en la barra de un bar. Y no puedo dejar de... pensar en morder ese tatuaje de tu cuello, empujarte bajo las sábanas de nuestro colchón en Boulder y de ver tu pintalabios en esa copa de vino caro. Parece como si nunca fuéramos a envejecer."

"Estás igual de bien como el día en que te conocí. He olvidado por qué te fuiste y por qué yo te dejé marchar. Era una locura irme contigo, supongo. Pensé: "Quédate y vamos a escuchar esa canción". Pero eso nunca pasó.
Sé que te rompe el corazón que yo me quedara en la ciudad. Pero ya han pasado 4 años desde que te fuiste y ni una llamada. Ahora estoy aquí sentada en la barra de un viejo bar. Y no puedo dejar de... por eso llévame más cerca de ti, en el asiento trasero de tu Fiat. Quiero morder ese tatuaje de tu hombro, volver a tener sexo en Boulder y mirarte y sentir que todo es igual que antes. Es como si nosotros no hayamos envejecido nunca."

domingo, 2 de octubre de 2016

sábado, 1 de octubre de 2016