Soy una repetidora de historias, últimamente me he hecho de rogar con los detalles y con los matices. Mayo vino haciendo muchas preguntas. Y junio viene arrasador, pero no en el sentido destructor de la palabra. Va a ser demoledor en otros sentidos, de romper antiguos esquemas que estaban acampando a sus anchas en mi mente, férreos como árboles centenarios. Ahora miro a un cielo cerúleo, despejado y sin nubes, y me siento distinta, pero lo disfruto porque sé que vendrán días grises. Ahora también, escucho demasiadas canciones que ya no me llegan, suenan palabras que jamás las llenan y no me resuenan igual. Pensé que encontraría las respuestas que siempre busqué en otros planetas, pero están más cerca de lo que creía.

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