Buenas noches viajero del tiempo

Buenas noches viajero del tiempo.
Bienvenido a mi mundo, es oscuro, pero se está bien...


sábado, 2 de enero de 2016

El dragón

Me sorprendí mucho en Draland, era uno de los planetas más curiosos que había visto en todo el universo. Era un mundo azul, repleto de islas muy diferentes. Me recordaba a la Tierra; "el planeta azul" se decía, antes de que se secara por completo. Los habitantes de Draland, en cambio, vivían de forma distinta a la Tierra, después de todo allí los protagonistas eran... los dragones.


Era increíble. Los dragones y los humanos llevaban conviviendo en ese mundo en paz y armonía durante años, hasta tal punto, que algunos de ellos se unían formando un vínculo tan estrecho e íntimo como dos verdaderos compañeros, como dos amigos, ambos con una gran inteligencia. Pero, la única condición para que aquello sucediera era que el dragón eligiera al humano, nunca al contrario, de no ser así el dragón moriría pues ellos debían de ser libres. Allí no se encadenaban dragones, ni se hacían ropajes con sus escamas, ni traficaban con sus grandes cuernos y colmillos... Todo eso estaba prohibido para que aquella paz perviviera muchos siglos más.
Era alucinante, los dragones sobrevolaban nuestras cabezas en libertad. Otros preferían estar entre los humanos, divirtiéndose con ellos, ayudándoles a cazar y a otras tareas o simplemente viviendo aventuras con sus inseparables camaradas.

Durante ese tiempo que estuve allí, conocí muchos dragones. Yo llegué en invierno, donde cariñosos dragones heráldicos de hábitat navideño venían a Draland cada año para repartir alegría a sus habitantes. El dragón de Nieve era precioso, su poder era el de congelación. Le gustaba congelar las fuentes de los pueblos y dejar bonitas formas con el agua. El dragón Cascabel era muy simpático, siempre estaba "cantando" con sus agudos rugidos que hacían eco en las montañas del valle. El dragón de Jengibre le encantaba comer y traía los más exquisitos manjares de la Isla de la Tortuga.
Cada uno era único, y tenía un carácter y aspecto diferente, tanto que, aunque fueran de la misma raza se podían distinguir unos de otros.

Mientras disfrutaba de mi estancia en Draland, ocurrió algo inesperado...

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