La tormenta sigue ahí, dormida
Acechando mis noches tranquilas,
y eso, de cualquier forma,
es un alivio para mí.
Acechando mis noches tranquilas,
y eso, de cualquier forma,
es un alivio para mí.
Soy aquella que no teme a la niebla,
que adora los días de lluvia.
Aunque el cielo esté nublado,
el frío ya no es un problema.
Echo de menos la soledad,
palpitando estéril en mi corazón,
saboreando lágrimas saladas,
mientras tarareo una canción.
Ese miedo a la vida,
ese amor por morir,
esa mirada perdida
el mismo cuatro de abril.

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