Ahora dime que no es justo, ahora dime que es mi culpa. El que yo lo recordara una y otra vez, la anécdota de ir persiguiendo la localización de tus puertas, pero sin abrirlas. Estoy perdiendo el tiempo, porque no es mi corazón. Ya no. El hacernos mayores no entraba en mis planes, pero nunca es demasiado tarde para mí. Siempre me quedaré como una tonta mirando las cartas que nunca te envié.

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