Estábamos hablando de ningún tema en particular, dejándonos llevar por las palabras. Sin mirarnos a los ojos, pendientes de otra cosa y sonriendo. Así estábamos al caer la tarde.
Intentaba no pensar en mi última historia, y echaba un vistazo de vez en cuando para ver si sus ojos se fijaban en mí. Mi mundo quedaba en otra parte, a kilómetros de distancia, donde no podrían encontrarme. Yo sonreía para mis adentros y a veces me sentía feliz, como si nada nunca hubiera pasado.
Mi corazón echa una carrera a mis sentimientos, late más rápido para que puedan oírle en el mundo de verdad. Para sentirse querido cuando más lo necesita...
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