Mi mente es una cárcel. No pretendo escapar.
¿Qué tal va tu tormenta?
Libertad condicional.
¿Qué pasa si me consume esta oscuridad?
Estoy cansada de mi.
No te asustes.
Es como ahogarse, y ver como todo el mundo respira a tu alrededor.
No te acerques mucho.
Si desaparezco mañana, el universo no lo notará.
Perdón por ser tan complicada.
Es el peor tipo de control pero es la única forma que conozco.
No puedo.
Que le jodan a esta mierda.
Pero no puedo parar.
Buenas noches viajero del tiempo
Buenas noches viajero del tiempo.
Bienvenido a mi mundo, es oscuro, pero se está bien...
Bienvenido a mi mundo, es oscuro, pero se está bien...
lunes, 31 de agosto de 2015
domingo, 30 de agosto de 2015
Pistas
Y cuando ya sea otoño y la luz del sol se haya ido, podré esconderme de nuevo en jerseys de lana y en esos abrigos. Pero no lucharé contra el frío. Intentaré sentirlo cerca, lo más cerca posible de mi piel, que se irá apagando con el paso de los días.
Y cuando ya sea invierno y los árboles se queden desnudos, podré escurrirme entre las sombras muy temprano. Me calmará el té de la mañana y después correré para coger el bus. Exhalaré el vaho y se mezclará con el aire helado.
Y cuando todo se haya acabado, tal vez, seas capaz de coger al vuelo las pistas que te voy dejando. Tal vez, algún día en la biblioteca, me verás leyendo Shakespeare dejando a un lado mis libros de radiología. No me preguntes porqué, no le preguntes al tiempo, tú mismo lo comprenderás.
Y cuando ya sea invierno y los árboles se queden desnudos, podré escurrirme entre las sombras muy temprano. Me calmará el té de la mañana y después correré para coger el bus. Exhalaré el vaho y se mezclará con el aire helado.
Y cuando todo se haya acabado, tal vez, seas capaz de coger al vuelo las pistas que te voy dejando. Tal vez, algún día en la biblioteca, me verás leyendo Shakespeare dejando a un lado mis libros de radiología. No me preguntes porqué, no le preguntes al tiempo, tú mismo lo comprenderás.
Tal vez, los días de lluvia sean los mejores días... |
jueves, 27 de agosto de 2015
Pequeños recuerdos
Deliro. Deliro pero sin tener fiebre. Susurro con una voz inaudible:
"Siento los pastos, creciendo más verdes. Siento las olas. Vienen, vienen todas sobre mi. Están viniendo sobre mi. El agua está fría... Siento los pastos, están creciendo muy verdes. Siento las olas. Y todo está bien. Todo está bien..."
Oigo a los demás, preguntándose dónde he estado. Oigo a mi madre, ella está amargamente preocupada. Entonces ella me sostiene y me mantiene a su lado. Ella me arropa y me abraza con cuidado. Luego le pregunto: "Pero saldré de esta, ¿tú qué crees?"
Saldré de esta, ¿no?
Pero, ¿voy a salir de esto?
En el sur el aire te mantendrá caliente. En el oeste el aire te secará los huesos.
Y yo he... Yo... Yo he estado pensando sobre ese cambio. Lo he estado pensando.
"Siento los pastos, creciendo más verdes. Siento las olas. Vienen, vienen todas sobre mi. Están viniendo sobre mi. El agua está fría... Siento los pastos, están creciendo muy verdes. Siento las olas. Y todo está bien. Todo está bien..."
Oigo a los demás, preguntándose dónde he estado. Oigo a mi madre, ella está amargamente preocupada. Entonces ella me sostiene y me mantiene a su lado. Ella me arropa y me abraza con cuidado. Luego le pregunto: "Pero saldré de esta, ¿tú qué crees?"
Saldré de esta, ¿no?
Pero, ¿voy a salir de esto?
En el sur el aire te mantendrá caliente. En el oeste el aire te secará los huesos.
Y yo he... Yo... Yo he estado pensando sobre ese cambio. Lo he estado pensando.
miércoles, 26 de agosto de 2015
Pide un deseo
No hay suficientes hadas madrinas para todos. Ya solo quedan unas pocas en el mundo. Ellas eligen a unos cuantos ahijados, ya sea al nacer o un poco más mayores, y les cuidan lo que les queda de vida. Muchas de ellas conceden dones. Esos dones son muy especiales porque solo las hadas madrinas son capaces de concederlos y regalarlos de una manera única y mágica.
Miro a mi alrededor, y mucha gente va paseando sus dones. Muestran a los demás sus proezas, su ingenio, sus formas de pensar... lo bien que se les da hacer ciertas cosas, destacan sus dones, los pulen, los exhiben. Otros, encambio tienen sus dones escondidos, unos saben que lo poseen, otros no...
Otros incluso desprecian el don tan valioso que se les ha concedido y deciden ignoralo, dejando escapar la oportunidad de brindar ayuda a los demás con su mágico poder.
Estoy cansada de buscarme un don. Por más que rebusco en mi interior no lo encuentro. Por ningún lado está el don de la belleza, el de la inteligencia, el de la sabiduría, el del entendimiento, el de la bondad, el de la fortaleza, el de la valentía... Tampoco tengo el don del oído, no sé tocar ningún instrumento, ni el don del dibujo, ni el de la pintura, tampoco el don de la escritura... Tal vez yo no tenga hada madrina, tal vez nunca se me conceda un don. Tal vez siempre seré alguien cualquiera, como otros muchos que vagan sin dones, esperando destacar algún día en algo, probando mil cosas y sin ser maestra de nada.
Intentaré sobrevivir sin hada madrina. Me las apañaré sin ayuda y sin pedir deseos. No necesito ser especial, ni que nadie piense que lo soy. Ni siquiera yo, porque me gusta no ser especial.
martes, 25 de agosto de 2015
Pisando la luna
Todas las historias que me susurraba, volaron por mi mente
como saetas fugaces. Me gustaron esos finales felices de buenos y malos, los
tesoros, los planetas, las sonrisas, todas esas luces...
A ese mundo genial de las cosas que me dijo no le faltaba amor, ni verdad, ni matices... pues todo en lo que uno cree puede ser cierto.
En realidad él no sabía que yo vivía en esos castillos plagados de dragones, guerreros y príncipes con suerte, de palabras de amor y un gran manejo de la espada. Contemplé su rostro y esos ojos vivaces.
Le dije que un día podríamos ir a la Luna si él quería. Parecía estar emocionado. La fortuna siempre vuelve y podría conseguir unos billetes para que pisara su árida tierra, ver las millones de estrellas que llenan la mente desde allí y conmoverse, al igual que me pasó a mí cuando estuve una vez.
¿Qué pensaremos ambos acerca de la Tierra cuando estemos ahí arriba tan lejos de todo?
A ese mundo genial de las cosas que me dijo no le faltaba amor, ni verdad, ni matices... pues todo en lo que uno cree puede ser cierto.
En realidad él no sabía que yo vivía en esos castillos plagados de dragones, guerreros y príncipes con suerte, de palabras de amor y un gran manejo de la espada. Contemplé su rostro y esos ojos vivaces.
Le dije que un día podríamos ir a la Luna si él quería. Parecía estar emocionado. La fortuna siempre vuelve y podría conseguir unos billetes para que pisara su árida tierra, ver las millones de estrellas que llenan la mente desde allí y conmoverse, al igual que me pasó a mí cuando estuve una vez.
¿Qué pensaremos ambos acerca de la Tierra cuando estemos ahí arriba tan lejos de todo?
De repente se giró hacia mí y por un momento me pareció más
maduro para su edad. Me di cuenta que no quería perderle. Que quería protegerlo
y quedarme a su lado.
- Ya no me puedes perder. Me debes un viaje a la Luna - Me
dijo sonriendo.
lunes, 24 de agosto de 2015
domingo, 23 de agosto de 2015
P
Puedes pensar que podríamos permitirnos parar, poner pintura sobre nuestros pesados pensamientos y percatarnos de que puede palidecer nuestro corazón. El mío palpita sin parar, me provoca unas pocas patologías que me place padecer. He perdido la paciencia, presa del pecado y no sé como escapar de este pabellón sin puertas. Tengo paresia en las piernas y en el pecho, no parpadeo para poder ver nuestra peligrosa película. Mis pestañas están petrificadas. Mis pulmones no parecen pulverizar el aire tan pétreo que nos persigue.
Parecías un pájaro volando por un peliagudo cielo. Eras peculiar. Me gustaba parlotear contigo, pescar palabras e imaginar que paseaba por un palacio, sin ser una princesa pero tú siendo mi palafrenero. Tus plateadas palabras pesaron en mi, e hicieron palanca en mi mente. Se acentuó más aún mi palidez. Como una paleontóloga, palpé con las palmas de mis manos tu plumaje, probando tus piezas. ¿Cómo penetrar plenamente en tu interior? Al igual que si fuese un pobre peón caí en tu pantomima. Entonces prometí en papel no ponderar la posibilidad. Fui perspicaz pero tu no estabas preparado. Qué paradoja, tu propia píldora.
Presuntuosamente me prestastes prosa y yo presa de tu psicodélica presencia, me pronuncié. Mis prendas estaban en el suelo precipitadamente, mientras me peinabas el paladar. Sin pudor, puse un puzzle en la mesa y empezamos la partida, presuponiendo lo que iba a pasar. No nos preparamos.
Entonces presiento ahora que pigmentas mi piel, mi nuevo propósito es poder quedarme prendada en ti. Tú puntuas mi púrpura pared, me psicoanalizas. Sin preámbulos me poseíste. Yo era un polizón clandestino que planeaba encontrarte. Pintabas mi sonrisa con unas pinceladas. Tus ojos pardos parecen pensar en mi y, sin paracaídas, nos despedimos.
Ahora predomina mi predestinada soledad, y la tuya precisamente precipita con potencia hacia un pozo. Ahora pagamos nuestro pragmatismo, por poner precio a nuestras dudas. Yo no quería que fueses mi postre, sino mi plato principal. Pero me has puesto pronto a partir en la penumbra, echaste el pestillo. Pendo de un hilo, y tu picadura sigué ahí punzándome como una piedra sin piedad. No pienses que podría estar peor, me siento como una pasajera sin pasaporte. Parece que ambos perdemos.
Probablemente pasarás página pronto. Y yo, sin prisa, dejaré de pensar en ti.
Parecías un pájaro volando por un peliagudo cielo. Eras peculiar. Me gustaba parlotear contigo, pescar palabras e imaginar que paseaba por un palacio, sin ser una princesa pero tú siendo mi palafrenero. Tus plateadas palabras pesaron en mi, e hicieron palanca en mi mente. Se acentuó más aún mi palidez. Como una paleontóloga, palpé con las palmas de mis manos tu plumaje, probando tus piezas. ¿Cómo penetrar plenamente en tu interior? Al igual que si fuese un pobre peón caí en tu pantomima. Entonces prometí en papel no ponderar la posibilidad. Fui perspicaz pero tu no estabas preparado. Qué paradoja, tu propia píldora.
Presuntuosamente me prestastes prosa y yo presa de tu psicodélica presencia, me pronuncié. Mis prendas estaban en el suelo precipitadamente, mientras me peinabas el paladar. Sin pudor, puse un puzzle en la mesa y empezamos la partida, presuponiendo lo que iba a pasar. No nos preparamos.
Entonces presiento ahora que pigmentas mi piel, mi nuevo propósito es poder quedarme prendada en ti. Tú puntuas mi púrpura pared, me psicoanalizas. Sin preámbulos me poseíste. Yo era un polizón clandestino que planeaba encontrarte. Pintabas mi sonrisa con unas pinceladas. Tus ojos pardos parecen pensar en mi y, sin paracaídas, nos despedimos.
Ahora predomina mi predestinada soledad, y la tuya precisamente precipita con potencia hacia un pozo. Ahora pagamos nuestro pragmatismo, por poner precio a nuestras dudas. Yo no quería que fueses mi postre, sino mi plato principal. Pero me has puesto pronto a partir en la penumbra, echaste el pestillo. Pendo de un hilo, y tu picadura sigué ahí punzándome como una piedra sin piedad. No pienses que podría estar peor, me siento como una pasajera sin pasaporte. Parece que ambos perdemos.
Probablemente pasarás página pronto. Y yo, sin prisa, dejaré de pensar en ti.
Por si no despierto
Solo quiero ver como me consumo poco a poco como una vela y morir. Matándome a mi misma con mi propio fuego.
A veces pienso que no me quemo pero, sin darme cuenta, arraso allá por donde paso reduciendo todo mi alrededor a cenizas. Intenso, aterrador y triste placer.
Mis deseos me han hecho convertirme en otra persona, ella quiere caer para siempre en la oscuridad. Y yo con ella.
Delgada como un cristal.
A veces pienso que no me quemo pero, sin darme cuenta, arraso allá por donde paso reduciendo todo mi alrededor a cenizas. Intenso, aterrador y triste placer.
Mis deseos me han hecho convertirme en otra persona, ella quiere caer para siempre en la oscuridad. Y yo con ella.
Delgada como un cristal.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)