Buenas noches viajero del tiempo

Buenas noches viajero del tiempo.
Bienvenido a mi mundo, es oscuro, pero se está bien...


miércoles, 23 de julio de 2025

Destino

 

Recuerdo el dolor como si no se hubiera ido. Como si yo misma fuera un Destino. Uno de esos que sufren hasta caer en una desdicha desterrada y furtiva. Los que sienten tanto y tan profundo, que dejan el corazón a un lado.

Yo hace mucho que no lo noto latiendo bajo mi pecho. Es como si nunca hubiera tenido uno, ¿será por tanto sufrimiento o porque nunca quise tenerlo en realidad? Así es más fácil de todas formas.

Siento como si hubiera vivido miles de vidas y miles de momentos que no han ocurrido. Los visualizo perfectamente en mi cabeza como si fueran recuerdos, perdidos, dolorosos e ¿inexistentes? Pero así son los Destinos, supongo, sorprendes e inexplicables. Como yo.


martes, 15 de julio de 2025

Piezas



Nunca he encajado en ningún sitio. Tal vez, ese no sea el objetivo. Encajar.

Pero el sentimiento de pertenencia siempre lo he llevado mal. He buscado desesperadamente el amor que no me dieron, encontrar mi sitio en el mundo y desee con todas mis fuerzas que no me abandonaran nunca más. En vez de desconfiar, me lancé de cabeza. Pero quiero dejar de hablar del tiempo, quiero dejar de buscar algo que sólo me llena si me lo imagino.

Da igual el tiempo que pase, nunca dejaré de soñar. No me importa lo que piensen, a estas alturas me es indiferente lo que digan. No perderé eso que es mío cueste lo que cueste y, si no lo encuentro, buscaré de nuevo en mi interior porque sé que siempre estará ahí para mí.


lunes, 14 de julio de 2025

Cárcolas

Los primeros rayos del sol aparecieron despacio por el horizonte, y la luz fue despertando nuestros ojos cansados del día anterior. La noche había sido larga, tuvimos que hacer guardia por turnos de dos en dos para vigilar el campamento. Nos pusimos en marcha temprano y empezamos a caminar en silencio.

El frío de la mañana era gélido, pero cuando pasaron un par de horas se hizo hasta reconfortante. El sudor perlaba mi frente mientras subíamos la empinada montaña rocosa bajo el cielo cerúleo, y ese aire fresco se agradecía. Ella se estaba quedando cada vez más atrás. A veces, la miraba disimuladamente para ver si necesitaba ayuda. Su cara de concentración al elegir la roca donde se iba a apoyar para escalar la montaña, me hacía contener una media sonrisa. Aunque necesitara ayuda, no la iba a pedir, la muy testaruda.

Llegamos exhaustos hasta la entrada de una cueva que cruzaba la montaña a media altura.

- ¿Hay que cruzar por ahí? - preguntó Lucien con un tono de escepticismo. 

- Sí -. Contestó Rhys - Es la forma más rápida de llegar al otro lado.

- Entonces vamos, no perdamos más tiempo...

- Esperad -. cortó Rhys a Kitt con voz tensa, y señaló una especie de criatura viscosa parecida a una babosa con una caracola en la espalda, que se movía lentamente en el suelo rocoso de la entrada de la gruta, dejando a su paso un moco blanco espumoso. - Es una cárcola. Deben estar por toda la cueva. Hay que tener cuidado, sólo con tocarlas desprenden un veneno peligroso.

- Parecen caracoles gigantes... - murmuró ella a mis espaldas, distraída.

Comenzamos a caminar, precavidos por el riesgo que íbamos a correr al atravesar esa cueva, pero con pasos firmes. Las sombras de Az se movían sinuosas explorando las paredes pedregosas y Lucien encendió con su magia una pequeña luz que nos guiaba en la oscuridad y así poder esquivar con éxito las cárcolas, que aumentaban en número a medida que avanzábamos.

De pronto oímos un pequeño crack, seguido de un grito ahogado. Todos nos giramos a la vez. Ahí estaba ella, de pie, tiesa y rígida con los ojos muy abiertos. Su mirada expectante, descendió lentamente hacia el suelo, y a continuación subió lentamente el pie derecho... una especie de baba de textura pegajosa se extendía entre su zapatilla y lo que quedaba de una cárcola, con el cuerpo viscoso aplastado y la cáscara de su caparazón hecho pedazos.

- ¿Tú me escuchas cuando hablo? - Exclamó Rhys con voz grave, claramente enfurecido. Fui incapaz de reprimir la carcajada al ver a Kitt y a Cassian aguantándose la risa mientras la observaban en esa posición tan graciosa: a la pata coja y con una mezcla en su rostro de asco, miedo y pena por la pequeña criatura que acababa de matar. Reflejaba tantas emociones al mismo tiempo que las palabras se le amontonaban en la garganta.

- Me... me, lo-lo siento... yo... - empezó a decir avergonzada mientras una sonrisa forzada se le iba formando en los labios. Entonces, un hedor insoportable en forma de humo verde, empezó a emerger de la criatura muerta. Nuestras sonrisas se borraron de nuestras caras en cuanto ese humo oscuro comenzó a invadir la cueva rápidamente.

- CORRED. - ordenó Az. 

Echamos todos a correr con la adrenalina acelerada por las venas, rezando por encontrar la salida al otro lado cuanto antes. Ella tardó un segundo en reaccionar, pero terminó corriendo también a toda velocidad detrás de nosotros, mientras por el rabillo del ojo veía cómo el humo se extendía queriendo alcanzarnos. 

CRACK, CRACK, CRACK, CRACK... 

- ¿Se puede saber qué estáis haciendo? ¡Dejad de pisar los caracoles! - Gritó a nuestras espaldas.

- No son caracoles, son cárcolas. - le contesté, divertido. Se oyeron las risas de los demás mientras corrían.

- ¡No tiene ninguna gracia! -. Gritó exasperada - ... y son caracoles. Caracoles grandes. - Añadió en un tono más bajo. Testaruda. 

- ¡Ya qué más da! - Exclamó Lucien, que iba el primero en cabeza - Además, esto lo has empezado tú.

Ella no respondió, pero no me hizo falta girarme. Me imaginé a la perfección sus ojos en blanco y sus labios torcidos en una mueca cómica. 

CRACK, CRACK, CRACK, CRACK... seguíamos corriendo pisando cárcolas sin que nos importara lo más mínimo, sin ser conscientes del todo del riesgo que corríamos, entre carcajadas y algún que otro empujón amistoso y juguetón. El vapor maloliente era cada vez más denso según las íbamos aplastando bajo nuestros pies. Era imposible no mofarse ante la situación tan absurda en la que nos acabábamos de meter, si moríamos, sería la muerte más ridícula del mundo. 

A lo lejos, se empezaba a visualizar un punto de luz que, según avanzábamos, iba creciendo en intensidad. La salida. Con nuestras últimas fuerzas corrimos el último spring, y por fin respiramos aire puro. Ella llegó la última, tosiendo por el humo que empezaba a salir de la cueva detrás de ella. La miramos, un tanto preocupados por si había inhalado el veneno. Se inclinó jadeando con los ojos cerrados, puso las manos en las rodillas presa del cansancio, levantó la cabeza y nos lanzó una mirada inquisitoria.

- ¿Qué estaré a salvo con vosotros? Estaré sorprendida si sobrevivo al final de la semana.

No pudimos evitar sonreír. Estábamos todos bien.


sábado, 12 de julio de 2025

Aparecer

Me pasé la tarde desaparecida tirada en la cama, contando las horas, los minutos y los segundos para volver a verte. No puedo quedarme aquí eternamente, pero podría si tú quisieras. Hay nubes, y no puedo ver con claridad, pero aún así decidí ir a buscarte.

Desaparecí cuando mi coche se estrelló contra el agua. Tú desapareciste cuando tu cabeza tocó la almohada.

Cuando desaparecer no te importa, aparecer en cualquier parte no significa nada.

jueves, 10 de julio de 2025

Hablando en recuerdos

Siempre hablo de lo mismo. Siempre me pasa igual, parezco una muñeca rota. Sigo teniendo miedo a las mismas cosas y, aunque me haya dado cuenta, nada parece cambiar. Sé que hay algún simple y llano remedio que hará que los recuerdos se vayan. Es como si estuviera colgando de un árbol y nadie viniera a cortar la cuerda.  




lunes, 7 de julio de 2025

La realidad

Me despierto de golpe y mis ojos consiguen enfocar al techo, un techo que no me es familiar. Respiro con dificultad y una gota de sudor me recorre la frente; habré tenido otra pesadilla. Giró la cabeza e intento recordarme dónde estoy posando lentamente la mirada en los muebles de la habitación. Este no es mi cuarto de siempre, pero ahora lo es. Estoy otra vez en mi mundo, he vuelto a la realidad y me repito a mí misma que he tomado la decisión correcta. 

Estamos totalmente consternados, el impacto que nos ha provocado su ausencia ha sido claramente devastador; para todos, ¿quién lo diría? El silencio de todos los días pesa más en nuestros corazones que en nuestra conciencia. No tuvimos ninguna despedida y eso tampoco ayuda, aunque dudo si eso hubiera marcado la diferencia. Tenía que ser así. Lo que sí sé con certeza es que la echamos en falta, en la casa se percibe un vacío notable, ¿cuándo nos empezó a importar? 

Camino a paso ligero entre la gente que camina con prisa en la estación. Veo a alguien de espaldas a mí, apoyado en una columna. Me recuerda a él, es su pelo, sus brazos, su postura... no puede ser. Mi corazón se detiene un momento cuando está apunto de girarse y entonces, vuelve a latir cuando me doy cuenta que no es él. Empiezo a correr porque se me escapa el tren y voy a llegar tarde a trabajar. Se cierran las puertas justo delante de mí, veo mi reflejo en el cristal y contemplo con asombro unas altas siluetas detrás de mí. Me giro bruscamente; no hay nadie, sólo una pared llena de indicaciones de paradas de metro. Suspiro y pienso en lo sola que me siento aunque sé que decidí irme yo, pero tampoco tenía sentido quedarme. Mi corazón se rompe un poco más al imaginar lo bien que estarán sin mí y lo mucho que yo les echo de menos.

Queda una silla vacía en el comedor, muchas de sus cosas siguen ahí pero ninguno nos atrevemos a tocar nada. Todos sabemos lo que ocurre pero nadie dice una palabra, porque parece que si rompemos el silencio se hará verdad, y la realidad ya es suficientemente dura. Da igual lo que hagamos, cada pequeña cosa nos recuerda a ella: su risa resonando en el salón, la guitarra apoyada en el mismo sitio del estudio dónde nos cantó por primera vez, su baraja de cartas y su forma sutil de engañarnos haciendo trampas, su hueco en el sofá con ese cojín que solía usar... Ahora, el árbol del jardín se siente vacío, y contemplar las estrellas ha dejado de tener significado. No queda nada de ella y eso, de alguna forma, duele. Miro a los demás y percibo la tristeza que permanece en el ambiente desde el día que se fue, sin dudarlo ni un segundo más, por fin digo en voz alta lo que llevamos semanas pensando: volvamos a por ella.



jueves, 3 de julio de 2025

En los sueños

“¿Nos podremos ver en los sueños?”, me contestaste que sí. Entonces, cada vez que sueño contigo me vuelvo a preguntar si tú también me ves a mí. Aunque sé que no quieres verme, porque hace mucho tiempo te rompí el corazón y borraste las fotos.

En realidad, te entiendo. Nunca me han roto el corazón, pero me lo he destrozado a mí misma un montón de veces, y sé lo que se siente. Quizás hasta duele más cuando te lo rompes a ti mismo una y otra vez, que cuando te lo quebranta otra persona. A esa persona la dejas ir, el tiempo pasa y sientes cómo las heridas sanan. En cambio, de la otra manera, sabes que siempre vas a tener que convivir con quien te hace daño sin parar: tú, contigo mismo, para siempre.

Ojalá me vieras ahora: lo mucho que he cambiado y lo que he crecido. A veces siento que me estanco, que sigo igual, que todo ha sido una fantasía de las mías, una de mis ilusiones o de mis ideas increíbles, ¿lo recuerdas? Pero la realidad es que todo es diferente. El presente no es como lo imaginé, no acerté en casi nada, y ahora sonrío, melancólica. Me fascina cómo han acabado las cosas, y no me puedo quejar, la verdad.

Pero en algo no he cambiado: mi esencia sigue ahí. En mis ojos sigue brillando algo que no sé describir. Continúo romantizando la vida, ilusionándome por las más pequeñas tonterías y sigo acordándome de ti “en veces”. Ya sabes que me gusta soñar despierta y regocijarme en los recuerdos del pasado; en eso tampoco he cambiado. Miro hacia arriba porque, como bien dijiste un día, ves otras cosas que no se suelen ver si vas mirando al suelo.

Si te soy completamente sincera, también pienso en los aviones y me pregunto siempre a dónde irán… pero eso lo escribiré otro día.