Recuerdo el dolor como si no se hubiera ido. Como si yo misma fuera un Destino. Uno de esos que sufren hasta caer en una desdicha desterrada y furtiva. Los que sienten tanto y tan profundo, que dejan el corazón a un lado.
Yo hace mucho que no lo noto latiendo bajo mi pecho. Es como si nunca hubiera tenido uno, ¿será por tanto sufrimiento o porque nunca quise tenerlo en realidad? Así es más fácil de todas formas.
Siento como si hubiera vivido miles de vidas y miles de momentos que no han ocurrido. Los visualizo perfectamente en mi cabeza como si fueran recuerdos, perdidos, dolorosos e ¿inexistentes? Pero así son los Destinos, supongo, sorprendes e inexplicables. Como yo.

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