Tal vez apueste luciérnagas con el cielo. A ver quién brilla más. Con la punta de mi dedo dibujaré un foco picudo más brillante y destacable, pero seguro que nadie saca sus pupilas desde el corazón para verlo volar por el infinito del universo escondido. Luego, tal vez, el mar salado que colma mi iris provoque una llovizna leve o quizás torrencial por las inconcluencias del oscuro destino que hace daño a la bombilla bombeante que lleva la sangre hacia mis bolsas de aire, que están medio vacías a causa del polvo de los libros viejos que ayer yacían sobre mi voz. La lírica se mezclará con los lirios y el dulce aroma atraerá a millones insectos alados, deseando envolverse del dulce caramelo amarillento. Tal vez quiera quitar la luz al día para darle un poco a la noche. Tal vez no quiera volver a demostrar sonrisas de complicidad. Tal vez ya no tenga ganas porque los árboles han cambiado de lugar, las runas se han escondido y las letras de mis cartas no están escritas con tinta sobre el papiro. Se han quemado con tus mentiras. Tus ganas de vivir se han tintado con mis ganas de lanzarte un beso de lejos y mis suspiros han anclado en mi garganta.
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