Una tormenta de pensamientos me vino a la mente sin preguntar si querían
pasar. Antes controlaba todo lo que debía pensar, lo que debía hacer, lo que
debía… pero ahora los
pensamientos volaban en mi mente como las mariposas que volaban en cautividad
en mi estómago teniendo más espacio que nunca. Y pensé, por una vez en mucho
tiempo: pensé con el cerebro y no con el estómago. Y pensé en todo. En lo que
había hecho con mi vida. En lo que ahora era. En lo que había dejado atrás. En
lo que no había escuchado. En lo que no me había preocupado. En lo que en todo
este tiempo había arruinado, herido o dañado. Pensé en el amor ¿Qué había sido
de él? ¿Y dónde deje todo aquello a lo que había querido? ¿Sería eso otra de
las cosas que me habían convencido de que me sobraban para conseguir
mi objetivo? Y yo había dejado todo atrás por dos falsas princesas desconocidas
y mentirosas. Lo dejé todo por una meta
absurda e inalcanzable. Menos mal que me di cuenta justo en el último momento
porque ya era mi turno y estaba de frente a frente con la princesa, me estaba mirando a
mí, a los ojos. Con esa mirada translúcida y a la vez bondadosa, tendiéndome
las manos para que le diera mis 13, esas 13 cosas que sobraban en mi vida.
Pero no se lo di y le solté a una gran princesa de la realeza:
- Me voy a casa.
- ¿Es que alguna vez habías regresado a casa? – Me preguntó, tranquila.
- No, pero hoy sí.
Sabía que me arrepentiría. Lamentarme: eso es lo que hice los siguientes 4
meses después de dejar el infierno. No iban a permitir que una de
sus mejores súbditas abandonara el reino y menos de tales maneras. Por eso me
estuvieron atormentando muchísimo tiempo. Pero yo tenía otro poder más grande.
Todo lo que había dejado olvidado era mi propio reino y me protegía para que no
volviera nunca más al de aquellas princesas, ahora me había vuelto más
poderosa. Y ahora estoy feliz. Y justo en este momento me pregunto lo de siempre: ¿Por qué
parece que nos creamos a nosotros mismos?
No te negaré que alguna vez he vuelto a pensar en ellas, pero son
fantasmas y ellos están en todas partes, donde menos te lo esperas. Porque, es
más fácil encontrarlos o que te encuentren de lo que parece…
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