Hoy ha sido uno de esos días en los que mis fantasmas están fuertes.
Me dicen lo que quieren, yo les obedezco sin rechistar a penas. Me mandan y yo sigo órdenes. Me guían, me orientan, me chillan, me susurran, me dan miedo... Y después, por la mañana, vuelta a empezar el mismo juego de siempre. Ellos me obligan a hacer cosas que no quiero, pero me da igual, yo no les suelo llevar la contraria, y mucho menos cuando tienen tanto poder de convicción...
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