No sé si lo recuerdas, pero ella dijo que quería escapar de todo. Quería aprender a vivir. Que quería romper los esquemas y volar hacia la libertad. Hallar lugares nuevos, caminar entre las estrechas calles de ciudades olvidadas. Descubrir los misterios que envolvían el bosque. Buscar nuevas aventuras cada día.
Partió entonces con su corazón palpitándole con fuerza, únicamente acompañada de su valentía. No podía esconder la emoción que la abordaba y sonreía sin poder creer aún que iba a cumplir su sueño. Ella pasaba los días soñando despierta en las aulas de aquella inmensa prisión, esperando el milagro que tal vez algún día ocurriría y poder disfrutar de esa embriagadora sensación de soledad recorriendo su cuerpo. Su imaginación volaba por encima de los edificios y se elevaba al cielo. Y ahora por fin, se sentía la chica más afortunada del universo.
Comenzó su ruta por un camino que conducía a lo que no era más que un amago de bosque perdido en tierra de nadie. Paso a paso la maleza trazaba un bosque fantasma, espeso y cada vez más oscuro. Los arboles se alzaban con orgullo, invadidos por el abandono, en los que la memoria parecía flotar, como niebla que se resiste a marchar. Empezaba a oscurecer, y bajo aquella inmensa vegetación, se le antojó un tanto siniestro. Rodeada por un silencio mortal, únicamente la brisa susurraba una advertencia sin palabras.
Su sonrisa desapareció y poco a poco su rostro se iba ensombreciendo. Decidió que lo mejor era regresar sobre sus pasos al lugar de donde vino. Estaba debatiéndose entre la fascinación morbosa hacia aquel lugar olvidado y el sentido común, cuando advertió dos brillantes ojos amarillos encendidos en la penumbra, clavados en ella como dagas. Tragó saliva.
El pelaje negro y aterciopelado de un lobo se recortaba inmóvil a unos pocos metros en medio del camino. Su mirada la estudió durante unos segundos. La visión de aquella gran fiera altiva y desafiante le cautivó. Los pies se le habían clavado en el suelo. Esperaba que aquella criatura saltase hacía ella y mostrase sus peligrosas fauces, armada con sus garras lobunas. Respiró profundamente, considerando la posibilidad de anular su imaginación o, mejor aún, abandonar la gran aventura que se había propuesto vivir. Pero entonces, de repente, ocurrió algo inesperado...
Continuará...
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