Hoy encontré algo que escribí en un diario un viernes hace mucho tiempo. Era casi principios de julio y estaba muy cansada. Hacía sol y recuerdo que me dolía el corazón:
"A veces las cosas no salen como uno quiere o como lo espera. Todo esto me está enseñando más o menos cómo es la vida en realidad y que pase lo que pase tengo que amoldarme a ella, para bien o para mal. Ahora pienso que no hay que rendirse, que hay que mirar hacia delante y seguir. Tomando diferentes caminos, más largos o más cortos. Más fáciles o más difíciles. No importa cuantas marcas o cicatrices dolorosas nos atormenten; son recordatorios de todo lo que nos ha sucedido en el pasado que nos advierten de no cometer los mismos errores, de demostrar lo que realmente somos por dentro y destacar sobre todo que la vida es así, con sus complicaciones y sus miedos, con sus alegrías y sus locuras... Algún día todo acabará. Espero que no se me haga tan fugaz como hasta ahora."
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